Los niños de la mano de mamá

Los niños de la mano de Mamá, es una serie de imágenes en la que Santizo ironiza los roles familiares, la convivencia y la violencia doméstica en el seno de sociedades convulsionadas como la Guatemalteca o la Salvadoreña. Sus escenarios y sus personajes suelen generar reacciones de tensión y rechazo en el espectador, que se siente incomodo al encontrarse con situaciones que parecieran surgidas de la más truculenta fotonovela cuya historia de terror bien podría ser la propia.

Cabeza de Vena

Cabeza de vena ha sido no solo uno de los proyectos más grandes y visitados de esta edición de Esfoto 2011, sino uno de los más sugestivos, ésta exhibición coordinada por Andrés Asturias y localizada en Galería 123 de San Salvador, puso en contacto a un grupo de jóvenes fotógrafos de Guatemala con el circuito contemporáneo local. Con un abordaje fresco y espontáneo a uno de los géneros más reiterados en la historia de la fotografía, El retrato, estos artistas presentaron imágenes que van de la fotografía callejera de Asturias a una sui-géneris documentación en un certamen de físico culturismo de Cedrick Arenales, a la visión oscura e intrigante de la foto de moda de Juan Brenner, o las sórdidas escenificaciones de Santizo, la subcultura o la influencia del animé en el trabajo de Byron, y la naturalidad y honestidad en los retratos de barrio en la obra de Vargas. 5 propuestas diferentes entre si, complementarias, una tensión, un diálogo y un intercambio de miradas, una interlocución silenciosa, un contrapunto necesario para releer y revisar este género.

La tarde en que lo llevaron a conocer el hielo

Esta exhibición colectiva de fotógrafos salvadoreños, propone el trabajo de 6 artistas que trabajan la fotografía como un vehículo para expresar contenidos, en algunos casos pasan por el performance, el video, el objeto y la pintura entre otros.

María Raquel Cochez

El trabajo de esta artista panameña es desarrollado en varios medios como el video, la performance, la pintura, la fotografía, entre otros. Su obra gira en torno a la imagen física o corporal; para ser más exactos, la que cada uno tiene de sí. Aunque pueda parecer una premisa sencilla y hasta obvia, María Raquel se toma riesgos, asume posturas y apunta no solo a su vulnerabilidad y sentido del ridículo, sino al férreo compromiso de revelarnos parte de su intimidad, convirtiendo su cuerpo en un verdadero campo de batalla, como lo han señalado las curadoras Adriane Samos y Carla García de los Ríos a propósito de su muestra The trouble with food (El problema con la comida), exhibida en el año pasado en ciudad de Panamá.

conferencia

Bajo el título de Camera Obscura, sobre la historia de la fotografía en El Salvador, el investigador Jorge Ávalos presentó una serie de documentos con tintes detectivescos con los que demostró no solo el origen de los primeros fotógrafos que llegaron a El Salvador sino el importante papel que jugó la familia Imery en este proceso.

conversatorios y visionados

Taller

Vorágine

La muestra personal Vorágine es una reflexión sobre la crisis interior y la capacidad del ser humano de regenerarse, de renacer de sus propias cenizas. Los personajes emprenden una búsqueda existencial dentro del mundo contemporáneo por medio de lo absurdo. Se trata de encontrar un sentido dentro de lo que no tiene sentido, con una ironía de las situaciones cotidianas y una crítica de nuestra sociedad alienada e individualista en donde la frontera entre la cordura y la locura es cada vez más estrecha. Dada siempre se ha interesado fotografiar lo absurdo en relación con la gente y los objetos. Se inclina por las escenas del día a día, pequeñas películas, en donde los personajes retratados son captados en ese viaje existencial que aspira a dar sentido a nuestras vidas, entre la espiritualidad y la locura, entre la oscuridad y la luz, luchando por ese balance perfecto, tan difícil de alcanzar.

Lucha Diaria

Lucha diaria de Jorge Chavarría Alemán Es el retrato de la vida interior de luchadores en Guatemala. Para la cultura local, estos hombres son considerados «estrellas» y modelos a seguir, los cuales llevan vidas dobles como figuras paternales que mantienen económicamente a sus familias y como «ídolos o demonios» para los fans que los siguen cada fin de semana. En el plano personal, cuando asistía a las arenas en donde se practica este deporte, me surgían varias preguntas: ¿cómo son detrás de las máscaras?, ¿cómo es su vida diaria?, ¿cómo serán sus familias?, ¿en dónde viven? Fueron estas interrogantes las que me motivaron a conocer un poco de sus espacios íntimos, de su entorno familiar, de sus casas. Al visitarlos y conocerlos un poco más, me di cuenta de que, a pesar de la fuerza física y la violencia que despliegan en el cuadrilátero, son figuras paternales y padres amorosos que cuidan a sus familias. En esta serie de fotografías pretendo presentarlos de una manera diferente a la que comúnmente son vistos y mostrar parte de su lucha diaria, como hombres y mujeres comunes que, como cualquiera de nosotros, lucha por mantener unidas a sus familias.

Ráfagas

Un jabón que se deshace, una palabra desaparece, nada dura para siempre, nos dice Karen Estrada, y menos las apariencias. Las ideas son lo único que permanece. Lo superficial tiene siempre sus días contados. Esta secuencia fotográfica dialoga muy bien con el autorretrato que Natalia Corado intenta construir desde su intimidad, usando un grupo de instantáneas Polaroid provenientes de cartuchos viejos que apenas logran retener detalles de su cuerpo, que también se desvanece como la palabra escrita en el jabón. Esa relación con lo temporal y lo sensual parece también estar presente en las imágenes de Antovelly Cisneros, para quien cortarse las uñas puede ser una práctica tan natural como erótica, tan banal o tan obsesiva como fetichista. Otro diálogo interesante es el que se genera entre los retratos de Rubén Silhy y el bodegón de Marvin Martínez. El primero nos propone con humor el sentido de estatus que demuestran las personas sencillas al portar entre sus dientes coronas de oro, una práctica muy popular en los consultorios dentales de zonas rurales del país que no está alejada del uso de collares, pulseras y anillos del mismo metal que muchas personas usan para definir públicamente su condición económica y social. El segundo propone un desayuno en el que el cereal ha sido sustituido por monedas: un cambio de significados que nos recuerda que somos seres materiales, «materialistas», que somos lo que comemos y, por supuesto, también somos lo que usamos.

El pan nuestro de cada día

La serie El pan nuestro de cada día de Luis Fernando Ponce es una secuencia de imágenes en donde aborda la violencia desde una perspectiva banal y cotidiana, ridiculizando nuestro sistema inmunológico, que convierte esta amenaza en algo tan normal e inocuo como un juguete o el mismo acto diario de tomar y evacuar alimentos.

Tipología Nacional

En el proyecto de Toni Mena lo que comenzó como una práctica espontánea (el hacer retratos de amigos y conocidos) se ha convertido, luego de algunos años, en una interesante serie que registra con cierto sentido del humor la multiplicidad y complejidad de los rasgos fisonómicos de los salvadoreños. Por encima de lo formal, esta serie ha derivado en una especie de ejercicio antropológico en la que el gesto del artista al aproximarse a sus modelos, la mayoría desprevenidos, los desarma al tiempo que los vuelve protagonistas de su propio espacio. La negociación parece sencilla: un cruce de miradas, una sonrisa y, de inmediato, el retratado se sitúa en el diván de la lente. Uno a uno nos relatan sus nombres y sus historias con una honestidad momentánea y circunstancial. Lo de Mena, más allá de la catalogación, es una búsqueda de la identidad, de los valores que nos hacen ser como somos; es querer encontrar al salvadoreño en toda su dimensión, pretende ir desde lo individual hacia un todo del que también él forma parte, del que todos formamos parte; es decir, encontrarse a uno mismo reflejado en la mirada del otro y devolver al espectador esa mirada para que emprenda su propia búsqueda.